SABELO BIEN, GITANA...

No cambiaría
un tan solo segundo
de aquella noche contigo...

Ni por un millón de años
viendo a Dios...

HISTORIA DE UN AMOR QUE NUNCA FUE

A mi gran amor que nunca fue...

Bueno,
como este amor nunca fue
no hay historia que contar...

RIO EN EL INFIERNO

Te deseo ciegamente
que en no muy lejanos días
te sobrevenga una suerte
de ansiedades y agonías.

Que no le sientas a nada
gracia, ni sabor, ni agrado.
Que no te sientas amada
y te den grandes enfados.

Que miles de decepciones
a cada paso te encuentres
y que el mundo te traicione
y se rían de tu suerte.

Que te den amor fingido,
como el que tú sueles dar,
que nunca encuentres marido
que a ti te sepa apreciar.

Que en el día de tu muerte
lloren de felicidad,
y que no se encuentren gentes
que te quieran enterrar.

Que te tiren en un foso
negro y frío, como tú.
Que gusanos asquerosos
te devoren en quietud.

Y que tu alma en el infierno
vaya a lugar especial
para que el cruel fuego eterno
te chamusque sin cesar.

Que mueras hasta en la muerte,
que no te tengan piedad.
Y, para empeorar tu suerte,
que al diablo le caigas mal!

En una noche de invierno
yo también voy a morir,
por los deseos que tengo
al infierno me he de ir.

Para colmo de tus males
te hallaré entre llamaradas.
Son mis deseos finales:
reír de ti a carcajadas!

San Salvador, 1976

MI OFICINA

Mi oficina de abogado
es mi rincón preferido
cuando me quiero retirar
de las rutinas del mundo
sin salir de mi casa.
Aquí se guardan con recelo
los secretos de mis clientes.
Aquí han nacido pensamientos grandiosos,
aquí se han gestado grandes ideas.
Más grandes que las ideas
que afectan la vida del mundo,
porque afectan la vida mía.
Amo mi oficina.